jueves, 26 de febrero de 2009

COSMOLOGÍA MAYA


Junto al desarrollo de ciencias exactas como la astronomía y las matemáticas, y de artes como la arquitectura, los mayas crearon una explicación sobre el origen del mundo, la forma del universo y las deidades que lo habitan. 

  Esta manera de interpretar el cosmos y de vincularse con él determina la vida cotidiana y da respuestas a las interrogantes místicas y religiosas de la comunidad. Define, asimismo, lo sacro y lo profano, el pasado, presente y futuro, y el papel de cada persona. Incluye a dioses benévolos y malignos, remotos y cercanos. Se ocupa también de la muerte, la estancia en el más allá y la reencarnación. 

  Estamos, pues, ante una cosmovisión que atribuye a divinidades la clave de todo.

LA FORMA DEL UNIVERSO
Gráficamente, el universo maya es un cuadrado plano delimitado por un lagarto cuyo cuerpo está cubierto de símbolos planetarios. Dentro de este cuadrado se ubican los tres niveles cósmicos: el cielo, Caan; la tierra, Cab; y el inframundo, Xibalba. Del centro de la tierra nace una gran ceiba, cuyo tronco y ramas sostienen el cielo y cuyas raíces penetran en el inframundo.

  Cada una de las esquinas del cuadrado representa un punto cardinal, y a cada uno le ha sido asignado un color. Al norte le corresponde el blanco; al sur, el amarillo; al este (el punto más importante para esta civilización), el rojo y al oeste, el negro. Los mayas conciben un quinto punto cardinal, el centro, al que se le asigna el color verde. 

  En cada una de las primeras cuatro direcciones, exactamente en los ángulos, habita un Bacab o dios cargador, cuya misión es sostener con las manos en alto una parte del universo. De los bacabes depende que las estrellas, los planetas y demás cuerpos celestes permanezcan eternamente en su sitio.
EL CIELO
El Caan o cielo, así como los dioses que en él habitan, representa para los mayas la paz, la bondad y la luz. Es el género masculino del universo, y de su unión con la tierra, la parte femenina, nació la vida en el mundo. Al Caan suben, ya muertos, quienes hayan llevado una vida recta, al igual que los hombres fallecidos durante batallas y las mujeres que mueren al dar a luz. Para llegar al cielo ascienden por el tronco y las ramas de la ceiba, el árbol sagrado entre los mayas.

 
Chac, dios de la lluvia.
El Caan se divide en trece niveles, representados con una pirámide de seis escalones que inician en el este y llegan hasta un séptimo ubicado en el cenit; desde aquí, otros seis escalones descienden por el oeste. En cada uno de estos niveles gobiernan los Oxlahuntikú, los trece dioses del mundo superior, considerados también un solo dios. No se conocen todos sus nombres ni sus glifos representativos. Lo que ha podido descifrarse indica que estos dioses celestes se interrelacionan tanto con los habitantes de la tierra como con las deidades del inframundo.

  Por encima de ellos, habitando el séptimo nivel, está Hunab Ku, la divinidad creadora, quien por ser incorpóreo carece de representación gráfica. En la antigüedad, si alguna ceremonia se organizaba en su honor, ésta corría a cargo de la clase sacerdotal, cuyos ritos eran prácticamente desconocidos por los mayas comunes.

  Itzam Ná, señor de los Cielos e hijo de Hunab Ku, es quien preside la sociedad divina. Como deidad celeste proporciona las lluvias; en su carácter terrenal constituye el suelo fértil para la siembra. Al igual que la mayoría de los dioses mayas, Itzam Ná es cuatro dioses en uno, cada cual con su color y su orientación: el Itzam Ná rojo en el este, el blanco en el norte, el negro en el oeste y el amarillo en el sur. Se le atribuyen, asimismo, diferentes advocaciones; es el dios de la medicina, de la tierra y el fuego, e inventor de la escritura y de los libros. En la antigüedad se lo invocaba, mediante rezos y ceremonias, a fin de pedirle dos favores fundamentales: que evitara las calamidades públicas y que enviara la lluvia necesaria para una buena cosecha.

  Compartiendo el cielo con Itzam Ná, de menor jerarquía que éste pero muy importantes para los mayas, existen una serie de dioses que rigen diversos aspectos de la naturaleza. Encabezando a estas deidades está Kinich Ahau, el dios Sol, que los antiguos mayas representaban como un joven apuesto o como un anciano de prominente nariz, dualidad también presente en sus advocaciones. Se trata de un dios benévolo durante su cotidiano viaje por los trece niveles superiores, y de un dios maligno cuando por las noches penetra a la región del inframundo.

  La compañera del Sol se llama Ixchel, diosa de la Luna. Se la considera deidad de la procreación, la medicina, el tejido, el canto y los nacimientos. Su morada es el cielo, en donde habita casi siempre en paz con su cónyuge. Los pleitos entre ambos, sin embargo, provocan alteraciones cósmicas; los eclipses, por ejemplo. Ixchel se relaciona igualmente con los cuerpos de agua: lagos, lagunas, ríos subterráneos e inclusive el mar son sus moradas, por lo cual recibe títulos como Dama del Mar o Ella en Medio del Cenote.

  Noh Ek, nombre maya que significa gran estrella, y Xaman Ek, estrella del norte, son dos deidades del cielo que influyen, aunque en forma menor, en la vida diaria. El primero es el dios del planeta Venus, a quien se relaciona con la buena cacería; el segundo, el dios de la Estrella Polar, deidad benévola a quien se encomendaban los marinos al navegar de noche.

  El cielo maya es igualmente la morada de Chaac, el dios de la Lluvia. Se trata de una deidad benévola, asociada con la creación y la vida. También está formado por cuatro dioses en uno, encabezados por Kunku Chaac, el dios Rojo del Poniente. Sus funciones consisten en provocar los relámpagos y la lluvia, indispensable para una buena cosecha.

  La creencia en Chaac es una de las que sobreviven con mayor fuerza en la religión de los mayas actuales. En todo el Mundo Maya realizan ceremonias y dedican ofrendas a la deidad de la lluvia, cuando año tras año oran para que dé fin la temporada de sequía. Finalmente, está Kukulcán, la Serpiente Emplumada, un dios dual que representa a la tierra y su deseo por ascender al cielo, y el mismo cielo que desciende a la tierra. El caos se armoniza en él porque Kukulcán es la reunión de los opuestos.
LA TIERRA
Los mayas afirman que la superficie de la tierra es el lomo rugoso de un gran reptil. Y dado que los reptiles son considerados animales divinos, la tierra en sí misma constituye una deidad. De acuerdo con esta idea, los mayas habitan en un dios, quien les proporciona lo necesario para subsistir: el alimento y el agua, así como lo indispensable para vestir o construir un techo.
Itzam Cab Ain, Lagarto de la tierra

  De todo lo que la tierra produce, hay para los mayas una planta que representa la vida misma, por lo que se le atribuyen propiedades de deidad. Es el maíz, materia prima que, según el Popol Vuh, libro sagrado escrito en el siglo XII, los dioses originales utilizaron para crear al hombre, después de dos intentos fallidos con barro y madera: de maíz estamos hechos los seres humanos, y nos seguimos conservando de maíz al ingerirlo.

  En la superficie de la tierra viven los Tzultacah, dioses cuyo nombre significa montaña-llanura. Su número es indeterminado, aunque en algunas plegarias se los invoca como los Trece Tzultacah. Cada una de estas divinidades es dueña de una determinada elevación, en cuyo interior habita. Para los mayas existen Tzulta cah machos y hembras, quienes llevan una vida casi mundana: se enamoran, se casan entre sí e inclusive se dejan por otro; y las fiestas que celebran en el interior de la tierra pueden ser tan excesivas que causan el desborde de los ríos y las consecuentes inundaciones.

  Sin embargo, los Tzultacah protegen al hombre: cuidan sus cosechas, vigilan al ganado y, como propietarios de las presas de caza, las sueltan a discreción para que los hombres logren una buena cacería. A cambio, las montañas en las que habitan los dioses son recipientes de ofrendas y oraciones, y en algunos casos de la sangre de pequeños animales sacrificados.

  Los antiguos mayas compartían la misma concepción del universo, en el sentido de que, fuera cual fuera la actividad que se realizara, tenía el objetivo último de agradar a los dioses y de mantener el equilibrio natural del entorno. A cambio, las deidades los protegían y ayudaban a llevar a buen término las actividades comunitarias.

  Hoy, como ayer, existe la creencia de que la rectitud, la bondad, la lealtad, las abstinencias de placeres físicos, el cuidado de los hijos y de la milpa, la fidelidad y el respeto a la naturaleza, conducen a alguno de los trece niveles del cielo, donde por un tiempo se disfrutan paz y descanso. Quienes actúen de manera contraria están destinados a pasar una prolongada estancia en el mundo inferior, convertidos en perros o mulas que trabajan sin cesar, hasta que su alma regrese a la tierra en busca de una nueva oportunidad.
EL INFRAMUNDO
Temido y respetado entre los mayas, el inframundo es un sitio compuesto por nueve niveles de tinieblas, donde habitan seres que viajan constantemente a la tierra sólo para hacerle daño a los humanos. Dentro del contexto del universo, se lo representa como una pirámide invertida, con cuatro escalones que bajan del lado oeste—hasta un quinto donde se ubica la sima del mundo inferior—y cuatro escalones más que ascienden por el este.
Ek  Chuah, dios de la guerra

  Para los mayas, todo ser humano tiene que pasar por el inframundo al morir. Es un viaje largo y peligroso, por lo que cuando alguien fallece se colocan dentro de la sepultura un par de zapatos nuevos, algunos palos para defenderse de los animales salvajes y algo de alimento, maíz sobre todo, que ayude a soportar el trayecto. Durante la travesía, hay que cruzar lagos y ríos, lo cual sólo se logrará con la guía de un perro. Esta creencia de que los perros son los mejores aliados para llevar a buen término el viaje está presente entre los tzotziles, tzeltales y lacandones de Chiapas, México.

  Los nueve niveles del inframundo son regidos por los Bolon Ti Kú, nueve deidades en una que gobiernan como señores de la Oscuridad. En el quinto nivel, el más profundo de todos, reina Ah Puch, el dios de la Muerte. Se lo representa con una calavera que lleva las costillas visibles y una parte de la columna vertebral expuesta. En todas sus versiones porta cascabeles. Ayudándolo en las labores malignas está el dios Jaguar, animal sagrado y temido por los mayas. Su piel manchada simboliza la bóveda celeste llena de estrellas, y su misión en el mundo de las tinieblas es transportar al Sol durante el cotidiano viaje nocturno.

  Mientras esto sucede, el cielo y el inframundo viven en perpetuo antagonismo. Los trece dioses superiores entran en combate con los nueve inferiores, y el enfrentamiento entre el bien y el mal produce los fenómenos naturales sobre la tierra. Los dioses benévolos son responsables del trueno, el rayo y la lluvia; para contrarrestarlos, los dioses malignos, que desean la muerte y la destrucción, causan sequías, huracanes y guerras.

  La responsabilidad del pueblo maya es mantener el equilibrio entre ambas fuerzas, para lograr la armonía en la tierra. Por ello, las acciones de su vida se rigen por la cosmogonía, que les dicta rendir culto a los dioses malignos para aplacar su furia, lo mismo que hacer ofrendas y sacrificios a las deidades bondadosas para continuar recibiendo sus favores. Sólo así se mantiene el orden cósmico, objetivo final de cada uno de los actos, avances y logros de esta civilización.
Creado por: Melvin Alexander Reyes Henríquez.




viernes, 13 de febrero de 2009

Organización económica


Siendo la agricultura una actividad central en la vida de los mayas, se ha especulado mucho sobre las técnicas agrícolas que utilizaban con más frecuencia en la época prehispánica; si las de tipo extensivo, como el sistema de roza-tumba-quema, o las de tipo intensivo, como el riego y las terrazas. Hay evidencias de que combinaban ambas técnicas con otras alternativas, como la recolección, las huertas domésticas, los camellones o campos levantados, la arboricultura, la caza y la pesca. Es importante recordar que fue principalmente la selva tropical el tipo de ecosistema en el que los mayas vivieron y del cual obtuvieron su alimento. Sin embargo, las características del trópico varían mucho y es posible que las diferencias en clima, suelo y vegetación determinaran la explotación de los recursos naturales y el tipo de sistema agrícola utilizado. Las técnicas debieron, pues, adaptarse a la cantidad y calidad de la tierra disponible, al tipo de cultivos y a diversos factores socioeconómicos.

Comercio

El comercio fue indispensable para la economía, ya que en el área geográfica maya proveía grandes productos, pero los limitaba de otros. Durante el clásico se desarrollaron grandes mercados en las urbes que se llamaban p'polom. Tras la reorganización social de finales del postclásico no se desarrollaron los tianguis. Entre los mayas, los comerciantes hacían largos y exhaustivos recorridos para poder abastecer a pequeños comerciantes quienes distribuían de casa en casa los artículos exclusivos de ciertas zonas como el Jade, del Valle del motagua, en Guatemala, la indipensable Obsidiana de las fuentes del altiplano de Guatemala como El Chayal e Ixtepeque,las prestigiosas plumas del Quetzal, de los Bosques Nubosos de Guatemala, algodón del noreste, las conchas y el pescado de las costas. También la sal del norte,y de fuentes del río Chixoy en Alta Verapaz el cacao de Tabasco, Guatemala y Honduras y el pedernal de la zona Puuc. El Arte también se convirtió en un objeto apreciado entre los nobles, y las Cerámicas Policromas de lugares como Chamá y Nebaj en el altiplano de Guatemala se distinguieron por sus finas obras que se han enconrado en muchos sitios distantes. Los grandes comerciantes adquirían gran prestigio y fama entre la nobleza maya y en algunas ocasiones eran reclutados como espías del rey.

Moneda

No existían monedas para el comercio, solamente el trueque y en ocasiones se utilizó el cacao como tal. Aunque no había un valor exacto, un conejo valía 10 semillas. El cacao conservó sus usos económicos durante un breve periodo del dominio español: El 17 de junio de 1555, por orden del Virreinato de la Nueva España, el cacao pudo ser intercambiado con monedas europeas al equivaler un Real español a 140 semillas de cacao, en 1575 bastaban 100 semillas de cacao para un real y al final de ese siglo eran 80 por un real. peor sin embargo las semillas se sacaban.

Creado por: Herberth Gustavo Samayoa.

Estructura de la civilización maya

Organización social

La sociedad maya estaba organizada sobre la base de una marcada estratificación social, a la cabeza de la cual se encontraba la nobleza, los almenehoob ("los que tienen padres y madres"). Este grupo privilegiado monopolizaba el poder y la autoridad al ostentar los puestos políticos y religiosos. El gobernante supremo de la provincia era, como ya vimos, el Halach Uinik (o Halach Wíinik) en quien residía el poder absoluto sobre los asuntos terrenales y espirituales. Se le llamaba también Ahau; sus emblemas eran el escudo redondo y el cetro en forma de figura antropomorfa con cabeza de serpiente. El cargo de Halach Uinik era hereditario dentro de una sola familia, y pasaba del padre al hijo mayor.

El Halach Uinik era, al mismo tiempo, el Batab o jefe local de la ciudad en la que vivía, y tenía bajo su mando al resto de los bataboob o jefes locales de las poblaciones que conformaban la provincia. Como jefe supremo, recibía tributo, convocaba a los guerreros y formulaba la política.

En la guerra cada Batab comandaba a sus soldados, pero existía un comandante militar supremo llamado Nacom, que desempeñaba el cargo durante tres años y respondía directamente ante el Halach Uinik.

Después de los bataboob estaban los Ah Cuch Caboob, quienes administraban los barrios en los que se encontraba dividida la ciudad. Un cargo similar era el de los Ah Kuleloob, delegados que acompañaban al Batab, sirviéndole de ayudantes, portavoces y mensajero. Encontramos también a los funcionarios encargados de las cuestiones sociales y ceremoniales, llamados Popolna y Ah Holpop. Finalmente, la categoría más baja de funcionarios era la de los Tupiles, que hacían las veces de "alguaciles" o policías, manteniendo el orden y vigilando el cumplimiento de la ley.

El grupo de los sacerdotes, llamados genéricamente ahkincob (singular: Ahkin), tenía la misma categoría que los jefes o Bataboob. El "sacerdocio" también era hereditario y privativo de unas cuantas familias de la nobleza. El supremo sacerdote recibía el nombre de Ahuacán, que significa "señor serpiente". Sus actividades se relacionaban con el ritual, los sacrificios, la adivinación, la astronomía, los cálculos cronológicos, la escritura jeroglífica, la educación religiosa y la administración de los templos.

Debajo del Ahuacán estaban los sacerdotes llamados Chilames o adivinos, destinados a interpretar los designios que los dioses enviaban a los hombres a través de los oráculos. El encargado de llevar a cabo los sacrificios rituales y abrir el pecho de la víctima para sacarle el corazón era el Nacom, que no debe confundirse con el jefe militar a quien también se le llamaba así. Le ayudaban cuatro asistentes llamados Chacoob, quienes, además de sostener a la víctima, tenían otras funciones, como la de encender el fuego nuevo en el mes de Pop, ayunar y untar de sangre a los ídolos que recién se habían esculpido en el mes de Mol.

Por su condición de nobles, los mercaderes fueron aliados poderosos de los jefes militares, ya que les informaban sobre las rutas y las posibilidades económicas y defensivas de otros pueblos.

Aunque, en general, toda la tierra era propiedad comunal y pertenecía a los pueblos, los nobles tenían mayor acceso al producto de la tierra (los frutales, las plantaciones de cacao y las salinas), no la poseían ni la trabajaban: lucraban con el trabajo de los agricultores. Éstos recibían también el pago de tributos, consistentes generalmente en productos de la caza y la pesca, cultivos de la milpa, miel, mantas de algodón y servicio personal.

Debajo de este complejo estrato que era la nobleza, estaba el pueblo, la gente común llamada Yalba Uinikoob ("hombres pequeños"), Chemal Uinicoob, Memba Uinicoob o Pizilcan, todos ellos plebeyos. Estos nombres significan lo mismo que el término náhuatl Macehual, frecuentemente utilizado en la época colonial.

La "gente común" era la más numerosa y comprendía a los campesinos, pescadores, leñadores, aguadores, albañiles, artesanos, canteros, tejedores, cargadores, etcétera. El pueblo era el que cultivaba el maíz y producía los alimentos para sí mismo y para la clase noble. También era el que cortaba, cargaba, labraba y esculpía las piedras que conformarían los grandes edificios, el que construía las calzadas y los templos, el que decoraba sus fachadas con pinturas y mosaicos, y el que con su tributo en especie y en trabajo sostenía a la clase privilegiada.

Por debajo del pueblo se encontraba el último peldaño en la escala social: los esclavos, (ppentoc, masculino y munach, femenino). Eran, en su mayor parte, individuos capturados en la guerra o bien esclavizados por algún delito. También se podía nacer esclavo o convertirse en tal al ser vendido en el comercio o al quedar huérfano.

Creado por: German A. Rivera M.

martes, 10 de febrero de 2009

El 2012 en el calendario Maya.

Creado por: Melvin Alexander Reyes Henríquez

sábado, 7 de febrero de 2009

Principales grupos o tribus mayas.

Entre los mayas existieron diferentes tribus que se agrupaban de acuerdo a sus actividades productivas afines o de acuerdo a sus linajes o genealogías. Las tribus más conocidas fueron:

Itzá: Adquirieron su nombre probablemente en honor a Itzamná (Substancia del Cielo o Rocío de las Nubes), ya que él guió a los itzáes; y es considerado como el forjador de la cultura maya peninsular. La tradición oral indica que Itzamná (también llamado Zamná) fue quien puso nombre a toda cosa, descubrió las virtudes medicinales de las plantas; inventó el alfabeto y los jeroglíficos mayas. A su muerte fue deificado por su pueblo, que le erigió algunos templos; se dice que fue sepultado en las pirámides de Izamal.

Xiu: Se establecieron en el noreste de Campeche, noroeste de Yucatán y oeste de Quintana Roo. Entraron a la Península de Yucatán por el sur, fundaron la esplendorosa ciudad de Uxmal que fue capital de su reino. Llegó a existir una época donde guerrearon con los itzaes hasta que llegó el príncipe Kukulk án y puso paz entre las tribus, fundando la nueva capital de Mayapán (Bandera de los Mayas). Su gobernante más destacado fue Ah Mekat Tutul Xiu procedente de Nonohual, (987 a 1007) y éste, junto con los itzaes fundaron la Liga o Confederación de Mayapán, que incluyó a los señoríos de Chichén Itzá, Uxmal, Mayapán, Itzamal, Tulum, Ichpatún y otros. Esta alianza existió desde el periodo 987-1007 hasta el de 1175-1185, pues en 1194 los itzaes abandonaron nuevamente Chichén Itzá para ir a establecerse en el Petén. La fundación de Mayapán fue en el año 1047 y fue destruida en 1254. Ésta acaeció porque, habiéndose enamorado los señores o príncipes de Chichén Itzá y Mayapán de la misma doncella, se hicieron la guerra, y el de Mayapán, auxiliado por soldados mexicas, destruyó a Chichén y a Izamal. Un descendiente del último rey de Mayapán fue a fundar otro lugar, que llamó Tibolón, donde brevemente gobernaron los cocomes, otra tribu maya que conocieron los primeros exploradores españoles del siglo XVI. Los últimos descendientes de los xiús se asentaron en Maní, adoptándola como capital de cacicazgo.

Cocom: Se establecieron primordialmente en el norte de Quintana Roo y noreste de Yucatán. Los cocomes ejercieron la hegemonía hasta el período 1441-1461, en que fueron derrotados por los descendientes de los itzáes, esta vez auxiliados por xiús. Entre 1461 y 1500 aparecieron los cacicazgos, pequeños dominios sin unidad ni autoridad común, cuya población fueron diezmando las epidemias, los huracanes y las guerras que se hacían entre sí, estimuladas por la rivalidad irreconciliable de los xiús y los cocomes. Su gobernante más destacado fue Hunacc Ceel. Los últimos descendientes de los cocomes se asentaron en Sotuta, adoptándola como capital de cacicazgo. 

Putún: Algunas investigaciones indican que provenían de Campeche y su cacicazgo se llamaba Champotón. 

Chontal: Se establecieron en la planicie de Tabasco conocida como La Chontalpa.
Zoque: Se localizaban en la Chontalpa; y en el oeste y norte de Chiapas.
Tzotzil: Se asentaron en el centro y este de Chiapas. 
Tzeltal: Se asentaron en el centro y este de Chiapas.
Lacandón: Su núcleo inicial fue en la mítica Lacan-Tún en Chiapas (centro y este). 
Quiché 
Cakchiquel 
Pokomam 
Chortí 
Creado por:Javier Isaac Trigueros Ibarra.

domingo, 1 de febrero de 2009

Ciencia Maya

Matemáticas
En lugar de diez dígitos como hacemos hoy día, el sistema matemático maya tiene 3 símbolos y la base de 20. (vigesimal).

Por ejemplo 32 está formado por 3*10 +2. En el sistema Maya, éste estaría 1*20 +12, porque usaban el 20 como base.  Se escribien los números de abajo hacia arriba.

Astronomía Maya
Se sabe que en varias ciudades costruyeron edificos que fungieron como verdadero observatorios y nos han legado calculos asombrosos por su exactitud, como por ejemplo el ciclo solar que lo establecieron en 365.2420 días y el ciclo lunar en 29.53086 días.

Hoy día los científicos por medio de satelites, computadoras, calculo de presición e integración; e intersección optica laser, han calculado que el año solar es de 365.2422 días, y el ciclo lunar es de 29.54059 días lo que se traduce en que los mayas calcularon la presición del año solar con 3.900 % (tres mil novecientos porciento) más exactitud que las culturas europeas y la presición lunar con 15.833 % (quince mil ochocientos treinte y tres porciento) más exactitud que cualquier otra cultura del mundo.

Venus
Venus era el objeto astronómico de mayor gran interés. Se piensa que los Mayas le daban tanta o más importancia que al Sol. Lo observaban cuidadosamente cuando movió por su estaciones (toma 584 días para que Venus y la Tierra se alinen en su posición previa con respecto al Sol). Toma aproximadamente 2922 días para que la Tierra, Venus, el Sol, y las estrellas esten alineadas otra vez.

Los Mayas hicieron observaciones del día de Venus. Venus tenía un efecto psicológico en los Mayas y otras culturas Mesoamericanas, se ha mostrado que los Mayas cronometraron algunas de sus guerras basaron en los puntos estacionarios de Venus y Jupiter.

El Sol
Se entiende que los Maya no solo observaban las posiciones extremas del Sol en los Solsticios, sino también los equinoccios. Además del Paso Zenital mencionado antes, observaciones de ecliptices y más.


En el Arte Maya esta representada la Ecliptica como una Serpiente de Dos Cabezas. La ecliptica es el camino de el sol en el cielo, que esta marcado por las constelaciones de estrellas fijas. A esto se le llama también el zodíaco y son las constelaciones visiles en la ecliptica.






Creado por: Melvin Alexander Reyes Henríquez.